«La escuela debe ser muchas cosas, pero su tarea principal es dar una base intelectual»
La pedagoga e hispanista sueca Inger Enkvist participa en el foro La Bitácora sobre 'La educación hoy. Entre la desazón y la esperanza'
25 de marzo de 2021 / (Publicado en La Rioja)La hispanista y pedagoga sueca Inger Enkvist participa de manera telemática en el foro sobre educación La Bitácora XXI, en el que impartirá la charla titulada 'La educación hoy. Entre la desazón y la esperanza. Una guía para perplejos' (a las 19 h. en www.labitacoraxxi.org y canal YouTube La Bitácora XXI). Participarán también Begoña Ladrón de Guevara, profesora de Arte y presidenta de Cofapa; José Manuel Lacasa, investigador y analista de datos educativos; y Carmen Guaita, maestra y escritora.
Catedrática de español en la Universidad de Lund, Inger Enkvist (Suecia, 1947) visita España a menudo y conoce en profundidad su sistema educativo, con el que a menudo es muy crítica. En general, defiende la conveniencia de «volver a una escuela más tradicional, en la que primen la disciplina, el esfuerzo y la autoridad del maestro». Su punto de vista cuestiona los postulados de la pedagogía moderna, pero también se distancia de los más conservadores: «La escuela no es una fábrica de alumnos en serie».
«La escuela –afirma Enkvist– debe ser muchas cosas, pero su tarea principal es dar una base intelectual. Dar conocimientos a los jóvenes, prepararlos para el mercado laboral, trasmitirles una cultura y proporcionarles una idea del orden social. Porque la escuela es la primera institución con la que se encuentran los niños y es importante que vean que hay unas reglas, que el maestro es la autoridad y que hay que respetarlo tanto a él como a los compañeros».
Pero antes de la escuela está la familia. Y a este respecto advierte que la ausencia de jerarquía en los hogares acaba trasladándose a los centros educativos: «La relación entre padres e hijos se basa más que nunca en las emociones –explica–. Tenemos una vida más fácil y queremos que nuestros hijos también la tengan. Pero la escuela tiene que ser consciente de que su tarea principal sigue siendo formar intelectualmente a los jóvenes. La escuela no puede ser una guardería, ni el profesor un psicólogo o un trabajador social.
Más críticas a la familia moderna o al modelo de relación que en ella prevalece: «La educación de los hijos no es el centro de las familias. Los padres no aguantan tener el más mínimo conflicto con el niño. Necesitan tanto el cariño del hijo que no se atreven a contradecirlo. Eso es mimar en el mal sentido, acostumbrar al niño a tener siempre su voluntad. Es mucho mejor aceptar un 'no' de vez en cuando, que así es la vida, que salirse siempre con la suya. Es un principio de realismo».
«Hay que reclutar a profesores en los que puedan confiar alumnos, padres y autoridades»¿Y qué hay de las prioridades académicas y de los valores que se aprenden en casa? Enkvist también encuentra en esto un desequilibrio preocupante: «Educación es aprender Geografía e Historia, pero también saber manejarse a sí mismo. Si sabes muchas Matemáticas, pero no sabes ir a la cama a la hora que debes, alimentarte de manera normal o relacionarte con los demás, las Matemáticas no te van a servir de mucho. Hay que tener un equilibrio en tu vida. La escuela añade lo intelectual, pero la familia es la fuente de educación principal de todo lo que tiene que ver con el cuerpo, la vida social y psicológica. La escuela no puede hacer de familia también. Por voluntad de igualdad se cree que sí, que la escuela debería hacerlo todo, pero simplemente no es posible».
Ideologizar o legitimar
La pedagoga sueca también es crítica con el sistema español: «El Gobierno tiene el poder con el aval de la mitad de los ciudadanos españoles. Sin embargo, es parte de la democracia gobernar para el bien del país de una manera aceptable para todos, aceptando la idea de que tus adversarios políticos son ciudadanos como tú. Lo llamativo es que, ideologizando la escuela, el Gobierno quita legitimidad al Estado como garante de la enseñanza pública, precisamente lo que dice querer reforzar».
Pero, como al final quien está en el aula es siempre el profesor, ¿cómo ha de ser? «Responsable y bien formado. Debe creer en el poder del conocimiento. Uno no es buen profesor solo por lo que sabe de la materia, ni solo porque sabe ganarse a los alumnos. Hay que combinar ambos elementos: atraer a los estudiantes a la materia para impartirla adecuadamente. Hay que reclutar a profesores excelentes en los que puedan confiar alumnos, padres y autoridades. Y debemos dejarles trabajar».