«El Estado nos ha traicionado; siempre opta por los victimarios»
Carlos Fernández Catedrático y autor de 'ETA y el nacionalismo excluyente'

El catedrático impartirá hoy un coloquio (19 h.) junto a Pagazaurtundúa, ambas víctimas de ETA, para «intentar hacer justicia reconociendo la memoria de las víctimas»

«El Estado nos ha traicionado; siempre opta por los victimarios»
IRENE ECHAZARRETA (Publicado en La Rioja)
25 de mayo de 2022

Carlos Fernández de Casadevante (Irún, 1956) sufrió en sus propias carnes el horror y el daño irreparable causado por ETA. Fue testigo de cómo la banda terrorista excluía, amenazaba y asesinaba a la sociedad vasca que no se consideraba nacionalista, como su padre, Melitón Manzanas, o incluso él mismo, que tuvo que trasladarse a Madrid. Unos trágicos recuerdos que recoge en su obra 'ETA y el nacionalismo excluyente' y que ahora, junto a la europarlamentaria y víctima de ETA Maite Pagazaurtundúa, dará a conocer esta tarde (19 h., en el Centro Ibercaja La Rioja) a través del coloquio 'Memoria, verdad y justicia del terrorismo de ETA', «para hacer justicia reconociendo la memoria de las víctimas».

ACTITUD DEL ESTADO
«Fue improvisada. O no era consciente de lo que ocurría o no sabía cómo luchar contra la situación»

– ¿Cuál es la verdad de todo lo acontecido?

– La verdad de lo acontecido es que hubo unos victimarios que, deliberadamente, quisieron victimizar al sector de la población vasca que no era nacionalista, aunque también actuaron en el resto de España. Hay responsables: son vascos y, además, nacionalistas.

– A lo largo de su vida fue testigo del horror y de la exclusión que fue sembrando a su paso la banda terrorista. ¿En qué momento fue consciente de lo que ocurría a su alrededor?

– Desde pequeño. Tenía doce años cuando mataron a Melitón Manzanas en Irún. En los 80, además de amenazar a mi padre, también asesinaron al que había sido mi profesor de Derecho Procesal, Juan de Dios Doval. También sufrí amenazas, me mandaron un paquete explosivo y tuve que dejar el País Vasco. El victimismo, el terrorismo y el nacionalismo vasco me han acompañado desde siempre, desde que tengo uso de razón.

– ETA provocó 857 víctimas, la última en 2009. Estos asesinatos, ¿tuvieron alguna justificación histórica, política o social por parte de la banda o sociedad vasca?

– El daño social de ETA fue mayor, porque a esos 857 asesinatos hay que añadirle las decenas de miles de desterrados, secuestrados, extorsionados o que vivieron con escolta. Los asesinatos no tuvieron ninguna justificación, se realizaron para imponer un proyecto político nacionalista basado en la exclusión de los que no pensábamos como ellos. No reconocieron nuestra doble identidad y así le va a la sociedad vasca, que se está quedando sola, porque la gente se está marchando.

– Una década después de su disolución todavía hay quienes no condenan sus crímenes.

CRÍMENES SIN RESOLVER
«El País Vasco se lava las manos e incumple con el derecho a la justicia de las víctimas»

– Ni lo harán nunca, porque apoyan al Gobierno del Estado, están en el Congreso de los Diputados y son apreciados por los socialistas. Han conseguido lo que querían y, además, les ha salido gratis. En el País Vasco la inmensa mayoría de la población pertenece al PNV, a una ideología que no ha tenido ningún coste. No han hecho autocrítica, no han reconocido que estuvo mal lo que hicieron, lo que resulta demoledor para las víctimas y para la propia sociedad, porque si no deslegitimas la violencia estás reconociendo que es útil.

– Muchos ciudadanos amenazados por ETA tuvieron que dejar atrás sus raíces, también porque el Ministerio no reconoció dicha condición al no haberse iniciado un proceso legal. ¿Ha cambiado la soledad y marginación a la que se vieron sometidos?

– La actitud del Estado fue de absoluta improvisación. La figura de amenazado no apareció hasta 2011, y todo gracias a UPYDE. No entiendo cómo habiendo vascos en el Gobierno se pudiesen exigir como requisitos para adquirir dicha condición que se hubiesen iniciado diligencias, procedimientos penales o una sentencia firme, cuando era la propia Policía la que aconsejaba a los amenazados por ETA que abandonasen el País Vasco. La gente o no era consciente de lo que ocurría o no sabía cómo luchar contra esta situación.

– Hay más de 350 asesinatos sin resolver, más de cien prescritos. ¿Por qué tanta pasividad?

– Porque al Gobierno no le interesa removerlos, ya que muchos de ellos se produjeron por negligencia del Estado. Todas esas prescripciones deberían ser nulas porque no ha habido una investigación efectiva. El Estado se lava las manos e incumple el derecho a la justicia de las víctimas.

– ¿Qué saben de esta desgarradora historia los jóvenes?

– Los jóvenes no saben nada porque al País Vasco no le interesa, ya que tendría que recordar lo que ocurrió, que fue un terrorismo originado en la ideología que imperaba, que es el nacionalismo, y no se va a deslegitimar a sí mismo.

– ¿En algún momento se llegará al reconocimiento del sufrimiento de las víctimas y familiares?

– Se dará un reconocimiento selectivo, porque habrá parte de la sociedad a la que le dará lo mismo, pero no un cambio de actitud, que es lo que implica un compromiso político. Las víctimas estamos solas porque el Estado nos ha traicionado. En el terreno práctico, la opción siempre es y será a favor de los victimarios y de la ideología nacionalista.

Esta publicación está relacionada con el tema: Memoria, verdad y justicia del terrorismo de ETA