La Pornografía:
Una epidemia silenciosa

La Pornografía:

Suele decirse que la peor enfermedad es la que no se reconoce porque evita poner los remedios para combatirla.  La pornografía es una de las enfermedades sociales que más daño está produciendo y que afecta a niños, adolescentes y adultos, entre otros motivos porque no existe la conciencia del problema como tal: “mi hijo no ve esas cosas”, es la actitud más general, a la vez que falsa, ante el problema de la pornografía.

Si bien es cierto que la pornografía ha existido siempre como lo acredita tanto la arqueología como el arte en sus distintas etapas, nunca había adquirido tanta presencia y fuerza como en nuestra época. A ello ha contribuido varias causas, entre las que caben señalar la crisis de valores, la banalización del amor y las relaciones sexuales, así como la globalización y la aparición del mundo digital.

Así lo demuestran los datos que, por otro lado, siempre se quedan obsoletos. Entre las 30 páginas web más visitadas, cinco son de contenido pornográfico y tienen más visitas que Netflix, Amazon, Twitter y YouTube juntos. Cada día se producen más de 100 millones de visitas diarias que generan cien mil millones de dólares cada año.

La Pornografía:

Si nos centramos en España, y más en concreto en los jóvenes, los datos no son menos preocupantes. Dos tercios de ellos consumen habitualmente pornografía. La mayoría accede por primera vez alrededor de los doce años, si bien una cuarta parte vio por primera vez antes de los doce, aumentando el número de los que acceden a partir de los ocho años.

Pero más allá de las cifras alarmantes, lo más problemático son las consecuencias desastrosas que está generando para la salud social y personal.

La pornografía no es un entretenimiento ni un modo de explorar la sexualidad propia o de pareja, argumentos que se utilizan como excusa. La pornografía provoca adicción: algunos datos indican que entre el 3% y el 10% de la población mundial puede tener esta dependencia, sin bien la condición vergonzante que tiene esta enfermedad hace que quizá sea solo la punta del Iceberg. Casi la mitad de los jóvenes consumidores reconocen que ven demasiada pornografía, así como que han intentado reducir el consumo sin éxito según un estudio reciente de la FAD.

También crea una visión distorsionada de la sexualidad y genera comportamientos problemáticos que afectan negativamente a la vida de la pareja. Se ha demostrado que existe una estrecha relación entre pornografía y comportamientos violentos, especialmente con la mujer. Todo ello sin olvidar que la mayor parte de la pornografía proviene de situaciones de manipulación y explotación de víctimas, especialmente mujeres, y en muchos casos incluso de niños a través del llamado “sexting”, que consiste en compartir con otras personas, fotos propias en actitud provocativa.

Ante esta situación, nos planteamos profundizar en el conocimiento de esta nueva enfermedad silenciosa y peligrosa, sus consecuencias, así como desmontar algunos de sus mitos y buscar soluciones a los males que está generando.

Ponentes


María Contreras Chicote

Psicóloga Clínica