Jacinto Batiz Cantera

Jacinto Batiz Cantera

Doctor en Medicina. Médico de Familia. Jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital San Juan de Dios desde 1993. Especialista Universitario en Cuidados Paliativos por la Universidad de Deusto. Máster en Cuidados Paliativos por la Universidad Autónoma de Madrid. Experto en Ética Médica por la OMC. Doctorando en la Universidad del País Vasco con la tesis: "Aportaciones Socio-sanitarias del Hospital San Juan de Dios de Santurtzi desde 1924 hasta 2014. Presidente de la Sección de Cuidados Paliativos de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao. Coordinador de las Unidades de Cuidados Paliativos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios de la provincia religiosa de Castilla. Presidente de la Comisión Deontológica del Colegio Oficial de Médicos de Bizkaia. Ex-Secretario de la Comisión Central de Deontología del Consejo General de Colegios de Médicos de España. Miembro del Grupo de Trabajo "La Atención Médica al Final de la Vida" de la OMC. Profesor en la Cátedra de Humanidades Médica en la Facultad de Medicina de la UPV. Profesor en varios cursos de postgrado de Cuidados Paliativos en las universidades: Pontificia de Comillas en Madrid, Autónoma de Madrid, Rey Juan Carlos, UPV, Deusto, Sevilla. Autor de artículos de divulgación sobre Ética al Final de la Vida. Autor del libro “Mi vida al final de su vida”. Autor de "Reflexiones desde los Cuidados a enfermos de Alzheimer". Conferencias sobre el tema de ética y cuidados paliativos a público profesional y público general. Participación en debates en los medios de comunicación sobre estos mismos temas. Ponente en varios congresos y jornadas sobre Ética al final de la vida, Deontología Médica y Cuidados Paliativos.” Premio Nacional "Reflexiones Opinión Sanitaria 2009 por el artículo "Cuidar con Caricias". Premio "Gazte Role Model Saria" de la Ikastola Begoñazpi en 2010 por la atención integral al enfermo y a su familia para convertir la transición de la vida a la muerte en una experiencia menos traumática.

Eutanasia para todos, cuidados paliativos para algunos
La legalización de la eutanasia, sin una ley aún de cuidados paliativos, va a modificar, sin duda, los fines de la medicina

Publicado en "El Mundo"
18 de diciembre de 2020
Jacinto Batiz Cantera
Diputados aplauden la tramitación de la ley de eutanasia. EFE

En nuestro país nos van a garantizar el derecho a la eutanasia, pero continuaremos sin el derecho a los cuidados paliativos. El Pleno del Congreso de Diputados aprobó el 17 de diciembre de 2020 el Dictamen de la Comisión de Justicia sobre la Proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia, que será remitido al Senado para continuar con su tramitación parlamentaria. A comienzos del nuevo año, España se convertirá en el sexto país del mundo que regula por ley la eutanasia. Pero aún no tenemos noticias de que estén trabajando en el propio Congreso sobre una Ley Nacional de Cuidados Paliativos. Es verdad que algunos parlamentos autonómicos comenzaron a trabajar sobre ello para dotar a sus ciudadanos una ley de cuidados paliativos. Tan solo 9 comunidades autónomas han aprobado leyes sobre el derecho y garantías de las personas ante el proceso de la muerte: Andalucía (abril 2010), Aragón (marzo 2011), Canarias (febrero 2015), Baleares (marzo 2015), Galicia (junio 2015), País Pasco (julio 2016), Madrid (marzo 2017), Asturias (junio 2018) y Comunidad Valenciana (junio 2018). El resto de las comunidades autónomas no disponen aún de una ley que garantice los cuidados paliativos a sus ciudadanos.

Las discusiones en torno al final de la vida se han centrado demasiado en la reivindicación de un derecho a la eutanasia. Mientras tanto, hemos podido estar descuidando otras preocupaciones, como es la atención integral al enfermo con sufrimiento y el desarrollo de los cuidados paliativos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos recuerda que los cuidados paliativos están reconocidos expresamente en el contexto del derecho humano a la salud. Unos cuidados que mejoran la calidad de vida de los pacientes y de sus familias cuando afrontan problemas de orden físico, psicológico, social o espiritual inherentes a una enfermedad potencialmente mortal. La calidad de vida de los cuidadores también mejora. Por otro lado, una asistencia paliativa precoz reduce el uso de los servicios de urgencias y las hospitalizaciones innecesarias, contribuyendo así a una optimización de los recursos sanitarios y, como consecuencia, a la reducción de costes económicos. Una estrategia nacional de cuidados paliativos, avalada por una ley que garantice el derecho a recibirlos, aportaría rentabilidad humana por un lado y económica por otro.

Sin embargo, la legalización de la eutanasia, sin una ley aún de cuidados paliativos, va a modificar, sin duda, los fines de la medicina (prevenir cuando se pueda, curar cuando no haya sido posible prevenir y paliar cuando no ha sido posible ni lo uno ni lo otro) y su práctica, otorgando a los médicos un nuevo poder: el de administrar la muerte. ¿Estaremos dispuestos a asumirlo?

El modo de tratar a las personas en situación de vulnerabilidad, el modo de acoger y sostener a los debilitados, ancianos, y enfermos, la manera de abordar los momentos últimos de nuestra vida cualifican la calidad ética de la sociedad. ¿Lo estamos haciendo bien ofreciendo el derecho a la eutanasia sin unos cuidados paliativos regulados por ley? Sería conveniente y necesario para los ciudadanos de nuestra sociedad que la necesidad de una atención adecuada al final de la vida hay que transformarla en un derecho y que los cuidados paliativos no sean el privilegio de unos pocos, sino el derecho de todos.